St. Julians, un antiguo y pintoresco pueblo de pescadores, se ha convertido en uno de los principales puntos turísticos del archipiélago maltés. Este destino ofrece a todo aquel que lo visite un abanico de actividades culturales y deportivas, tanto en tierra como en mar.
Su trepidante vida nocturna te mantendrá a menudo en pie hasta el amanecer, cuando, en la bahía de Spinola, los primeros pescadores a bordo de sus luzzus (barcas tradicionales de colores vistosos) comienzan su jornada.